jueves, 21 de febrero de 2013

Descubrí el amor el Leeds


Estoy aprendiendo a disfrutar de las pequeñas alegrías, acá en el viejo mundo, y a rendirles culto. ¿O será que me estoy contagiando de este apego por lo material que reconforta la esfera individual de la cotidianidad del inglés promedio? Sea como fuere, decidí componer esta canción. Todavía me falta la melodía.


A todos los que me leen por aquí
les quiero decir:
Soy feliz,
encontré mi amor en Leeds.

Después de una larga y fría noche gris,
en la que a duras penas pude dormir,
me desperté
y me vestí.

Corriendo salí.
Quería saber si lo que había soñado podía existir.
Corrí, corrí.
Hasta que llegué al centro cívico y comercial de Leeds.
Y ahí lo vi.

Era real, estaba ahí.
Lo agarré con ambas manos y partí.
Desconfiada, no sabia si sería para mí.
Llegué a casa y descubrí que sí.
¡Qué Feliz!

Lo enchufé.
El caloventor funcionaba,
volví a vivir.

De frío ya no muero,
y repito, soy feliz.

Caloventor, sos mi amor
Con vos hasta siento calor
Sos lo mejor
Me haces feliz
Por eso digo,
Descubri mi amor en Leeds
¿Qué mas puedo pedir?

(Seee, ya sé... Internet, teléfono y un escritorio porque me duele la joroba de escribir sobre la alfombra, pero todo llegará, como mi caloventor. Tal vez para cuando eso pase hasta se me ocurra la música para tan bella canción).

Los nuestros


¿Qué al querer entrar a mi blog la dirección diga al final “.co. uk”?? Si eso no es adaptación, ¿qué es? ¿Tomarme el bondi y no perderme? ¿Volver a mi casa por motivos de sueño a las 7.30 de la noche sintiendo que es tardísimo? Ya soy cuasi-independent. Ya hace casi una semana que estoy… Ya casi una leedsita más del montón.
Pero bueno, confieso que no puedo con mi genio, y hoy en el congreso marxista les conté a varios que problemas verdaderos son los nuestros, no los de ellos; que resistencia al capitalismo es la nuestra, no la de ellos; que acciones que excedan la paja intelectual las encontrás en Argentina, no acá. Que la megaminería, que el monocultivo de soja, que la corrupción, que nuestros políticos, terminamos  hablando de Perón. ¡Y hasta lo conocían!
Hoy, después del congreso fuimos a chupar birra. Tras dos vasos de extra strong beer, y sin comer nada más que unas chips, ya estaba en pedo. Jugué un partido de metegol contra marxistas de todas partes de Inglaterra, y (lamento comunicarlo) dejé bien claro que el fútbol inglés es mejor que el argentino. Pero la culpa la tienen ellos y su cerveza. Mientras jugaba, chupaba birra, y además intentaba pensar en inglés respuestas a sus preguntas. Claro está, a cada respuesta, un gol. Y así fue cómo perdí. Y nos dejé a todos mal parados.
Pero he aquí un triunfo: logre que incorporaran a su vocabulario el término “intelectual masturbation”.
Eso fue lo que primó en el political congress.

Tengo que dejarte ir...


Bueno, ingleses, ahí tienen: los quiero como son. Me estoy reconciliando con estos gringos. Digo, no tienen la culpa.
Acá las calles son todas iguales, las casas todas iguales, hermosas, pero todas iguales. Me pierdo, qué le voy a hacer. Voy de una colina en otra, no existen la cuadriculas. Camino, miro primero a la izquierda y después a la derecha; y luego recuerdo que debo mirar a la derecha primero y después a la izquierda, ¿o era al revés? Lo pienso una y otra vez y no entiendo, soy disléxica! Pero bueno, alcanzo a percibir como a través una especie de sexto sentido que los autos y los buses van raro. Cuando miro adentro de los autos, pienso que se manejan solos: no hay conductor. Después recuerdo que esté del otro lado, más lejos, y alcanzo a ver su rostro, blanco, casi humano. No son máquinas futuristas que se manejan solas. Aunque varias veces pareciera.
Camino, imposible en línea recta, imposible no perderse. Lo divertido de esto es volver a encontrar el camino. Hoy no fue divertido, nunca lo encontré. Me bajé del bondi no sé donde y me pedí un tacho, que encontró el camino por mí.
Pero salvo por el extravío, hoy mi día estuvo bueno. Dormí hasta tarde, porque como no hay sol, no hay rayos que te despierten. Fui a la facu caminando, previo pasar por el centro para reclamar por mi fono que sigue sin interné (que parece que así seguirá por un buen rato), me compré más cosas en Primark (son absolutamente necesarias eh, nada de consumismo: medias de abrigo, 2 pares por 2 pounds, una remera por 1 pound y unos lompas por otro pound… Sumando pound y pound y multiplicando por 8 nos ponemos a llorar, pero bueno, no more thinking in argentinian). Y llegué a la facu.
Para entrar a MI oficina, tengo que pasar por el “foyer” que es como una salita donde todos comen y siempre hay olor a no se qué especia, porque hay mucha influencia pakistaní e hindú en la comida. Estuve poco tiempo. Pude imprimir, conseguir mi ID card y hasta tengo cuenta de mail.
Volví, ahí fue cuando me perdí, me hallé de nuevo, y fui a cenar a lo de mi supervisor con su mujer que es espanish y por suerte curtimos el mismo languish. Y comimos espanish food. Y ayer también salí con mi superviser y la gente de la facu, y me di cuenta lo siguente: soy insoportable.
Así es, totalmente insoportable. ¿Viste cuando te das cuenta de algo de vos mism@ y querés evitarlo pero no podés, e incurrís una y otra vez en lo mismo? Bueno, soy así.
No puedo evitar hablar de Buenos Aires, de nuestras costumbres, de lo buena que es la educación allá, y que es gratis, y que los edificios de la facu son mas feos y cursamos mal y apretados pero somos más piolas, claro. Porque no tenemos todo resuelto y tenemos que luchar para conseguir las cosas. Y no nos recibimos tan rápido como ellos (eso, loco! Sus carreras duran 3 años, sus maestrías uno y sus doctorados 3, a los 27 si quieren ya son doctores, porque además sus tesis miden sólo 100 páginas). Y obvio que es mejor en Argentina, porque sos mas viejo pero más sabio, porque no nos afectó tanto (todavía) la privatización de la educación como a ellos. Y no tenes oficina propia, pero somos más cariñosos y afectuosos y solidarios, y piolas, y lindos es inteligentes y buenos. He dicho...
Ayer charlando downtown con otro researcher me dijo que él investiga el proud de los citizens, algo así como el orgullo de los ciudadanos sobre su ciudad, y me dijo que yo seria un interesante caso de estudio, ¿eso fue un insulto a la inglesa?
Así que Buenos Aires, creo que este amor nuestro no me está haciendo bien. En el fondo, ambas sabemos que vos sos más linda, que a pesar de la humedad, tu clima es mejor, y todas tus desigualdades te dan un sabor y un atractivo que acá no hay (¿no te digo que es todo igual?). ¿Por qué no guardamos este amor nuestro en una cajita, para abrirla después, más adelante*? Porque creo que lo mío ya roza la soberbia. Tengo que dejarte ir… Entedeme, no sos vos, soy yo. Que ahora vivo con otra. Yo te quiero a vos, pero ésta me da de comer, me ordena. ¡Es solo por un tiempo!
Hoy, perdiéndome, llegué a la loma del orto. Y los colectiveros te explican dónde bajarte y cómo seguir camino. Que no les entienda sus raros acentos es otra cosa, pero tienen toda la buena intención.


*Quiero dar gracias a mi amiga Lys porque de no haber sido por sus lejanas anécdotas no podría haber imaginado semejante frase.


Tercer day


Hoy fue un día largo; y recién el segundo. Siento que llevo una vida acá. Me desperté temprano en mi bonita casa del barrio de Chapeltown, Leeds, que resulta que es un barrio bajo… Estos no saben lo que es un barrio bajo.  Fui hasta lo de mi director, que vive en la misma cuadra, porque todavía no sé ir sola hasta la universidad. Es un barrio de casas de dos pisos y ladrillos, en una colina (pero es un barrio bajo). Todo nevado, hermoso, como de película; de hecho acabo de caer en la cuenta de que parecen la casa de “Mi Pobre Angelito”. Es un barrio de negros y pakistaníes. Digamos, de clase obrera. Pero tambien hay blancos.
Cuando llegamos a la universidad, mientras mi director tuvo una reunión académica, yo me fui de shopping. No es un shopping posta posta el que hice. En verdad  fui a comprar un adaptador para mis aparatos eléctricos (planchita, secador, depiladora, nada fundamental).  Pero de paso me compre un reloj por un pound (como 8 pesos) bastante lindo, pero que me irrita la piel. De hecho son varias las cosas que me irritan de este lugar, y no sólo la piel.
Bueno, consegui adaptador y la planchita anda. Después fui a la facultad. Hoy tuve mi primera clase de la maestria en social activism and social change. Y no, no enseñan a armar bombas molotov ni a tirar con gomera. Pero estuvo buena, o eso creo, porque entendí la mitad. Su inglés es muy cerrado, y mi dominio de su idioma no es tan bueno. Pero solo es mi segundo dia, creo que mejorará…
Conocí gente buena onda, fui a almorzar con dos compañeros al bar de la unión, que vendría a ser algo asi como el bar del centro de estudiantes. Muy pero muy lejano a La Barbarie de Sociales. Es muy top, tiene un supermarket y un Banco Santander, y los social activists de la unión están engaged en Green causes como save the monkeys y te lo representan con monitos de peluche sobre un mostrador. Toda la facultad esta engaged en Green causes, pero hay un packaging para cada pelotudez que te venden, nunca visto. Al final la barbarie es mucho más Green, y eso que no tiene monitos.
Bueno, mis compañeros son buena onda. Y me hablan a mi, la stranger. Así que habiéndome ido de shopping (ah, por cierto, de shopping desayuné a lo english por 2 pounds, un coffee y un bagel de bacon), y habiendo conocido gente que es copada conmigo, y habiendo cursado una materia que creo haber entendido y que me pareció interesante, estaba contenta. No me importó ni el frio, ni la garua constante, medio mezclada con aguanieve. Estaba contenta, sentía que empezaba a adaptarme…
Pero todo cambio de repente, cuando logré cargarle crédito a mi celular desbloqueado en argentina por 150 todavía pesos. No carga, no tengo internet, no puedo chatear en castellano todo el tiempo las cosas que me van pasando. Esta sociedad capitalista de mierda me creó la necesidad de tener internet conmigo todo el tiempo en mi teléfono, y es esta misma sociedad de mierda la que en Ingland, la cuna del individualismo -que dio nacimiento al capitalismo con su tecnologia y su revolución industrial- no me deja usar mi sim card…
Bueno, no importa. Los enchufes que compre andaban. Todo parecía empezar a andar. Pero para poder ser researcher aca tenes que estar inscripto, que ya estoy. Pero tenes que haberte hecho una clave y un usario en la compu, que ya la había hecho. Pero tenes que ir a hacerte la ID card con tu foto, que fui, hice una larga cola, pero no, no pude. Porque tenia que tener otra clave con datos como mi orientación sexual, creencias religiosas y etnicidad. Y después no pude volver a hacer la larga cola para hacer la ID card para ser researcher y tener discounts porque a las 5 cierra todo…
Y le pregunté a una compa, researcher como yo, si en su compu me podía imprimir mi ID identification para poder hacer la ID card al dia siguiente (mañana) porque yo no tengo todavía mi own impresora configurada, y le re jedió que le pregunte eso. Porque -me explicaron después- a los inglish les jede que traspases su espacio personal, sus prerrogativas individuales. Y usaba su clave para imprimir. No da, bolú.
Bueno, me quede all afternoon chateando con mi mama y mis amigas en espanish, en mi own office at the university, mientras intentaba hacer el anteúltimo paso para tener mi ID card y acceder al mundo civilizado de los estudiantes de Leeds.
Cuando ya quedaba poca gente (mi compa coworker mala onda y yo) decidi irme. No salude, obvio, al igual que ellos, que no saludan.
Me quise volver caminando, por primera vez, sola. Pero no pude, me perdi. Asi que hice el camino conocido, las 5 cuadras o más (digamos con propiedad, los ten minutes, aca se calcula en minutes) que separan la universidad del centro comercial, donde está la casa donde venden adaptadores y Primark, la tienda que vende ropa de mala calidad a pocos (muy pocos) pounds, a costa de explotar trabajadores infantiles y mujeres del sudeste asiático, pero donde ya me compre unas botas y un saquito. Ahí, a pasos, esta la parada de bondi. Es caro, no esta subsidiado. Un reloj sale la mitad que un pasaje en bondi. Un saco sale tres pasajes en bondi. Un desayuno con café y sanguche de bacon y huevo, lo mismo. Pero los pobres viajan en bondi. Que son negros. Y salvo por los marxistas, son los mas amables que conoci.
Se bajan donde vivo yo, en el barrio bajo sobre una colina, donde viven los negros. Y ellos sí se toman el tiempo de explicarme cómo llegar.

Los trenes no descarrilan, pero…


Como va? Yo viajando en el East Coast train, desde London rumbo a Leeds. Hoy la vida tiene otra cara.

Ayer fue todo un periplo. Fue una bestialidad llegar con tooodo mi equipaje a Paris para después tomarme 20 mil trenes hasta llegar a la estación Paris Nord, donde me tomaría el tren internacional a Londres, para tomarme de nuevo otro tren a Leeds. A ese no llegué.

Resulta que por la nieve se atrasó todo, pero yo el frio ni lo sufrí, chivaba de la fuerza que hacia para movilizar mis valijas. Cuando llegué a la estación central de Paris para tomarme el tren a London (el que cruza el canal), no andaban los ascensores, ni las escaleras mecánicas!! Subiendo con todo eso por escalera fija! Y este dicen que es el primer mundo!! Súmenle a eso la mala onda de la gente. Por suerte un inglish se apiadó y me ayudó a subir peldaño por peldaño mi valijota. Pero bueno, ese tren tenia que salir a las 16 para y salio como a las 18. Cuando llegué finalmente a London, a eso de las 21 (ya no llegaba al otro tren que salia a las 19) no daba más, estaba exhausta de cuerpo y mente. Pero de pronto escuché a dos argentinas hablar y me les avalncé desesperada. Porque no tenia como avisarle a Stuart que llegaba tarde, porque mi chip no funcaba y porque el wifi que hay en el primer mundo no es free, es pago, con tarjeta de credito. Asi que estaba re incomunicada y desesperada. Cuestion que estas chicas me invitaron a su hostel a usar internet, a solo 3 cuadras de la estacion central de londres, que se hicieron eternas con todo mi pesado equipaje encallando en la nieve. Cuando llegué tenia que pagar para usar internet.. Así que me puse a llorar, pero mis co-terraneas se apiadaron de mí y me invitaron a quedarme a dormir con ellas. Y también me invitaron a cenar, porque en london no aceptan euros y no habia podido cambiar en ningun lado por todo el trajín y el apuro.

Bueno, hoy me desperté y les pedí a los de la recepcion si me podian guardar el equipaje uno 10' mientras conseguia cambio, pasaje y un chip para el celu. Respuesta, adivinen: ¡NO! No lo tienen permitido. Y hacer las cosas "de onda" acá no existe. Así que me fui con todos los bártulos en la nieve de nuevo a la estación central, pero habiendo descansado bien y en posicion horizontal.

Cuando llegué, mis reservas no existían, así que ya fue, fui a cambiar euros y me pagué el pasaje. Ahora estoy arriba del tren escribiendo, que hay wi fi, pero son gratis solo los primeros 15 minutos y se ve que me pasé porque ya no tengo más interrnet. Así que guardo este mail y se los mando cuando llegue a lo de Ruth, para que vean lo que es para un pobre sudaca con pasaporte europeo (eso sí, la libretita bordó me abrió las puertas a todo) sobrevivir en el frio primer mundo.

Extrañé mucho la calidez latina, y pensé mucho en la amabilidad cubana, exactamente en el extremo opuesto que acá. ¿Será que la necesidad hace a la buena onda? Acá todos con sus celulares alta gama, e-books, tablets y más, estan ensimismados y apenas si te responden. Cuando encontré estas dos argentinas casi se me pianta un lagrimón.  Sin conocerme me invitaron todo. Pero bueno, no se dejen llevar por mi tono quejoso, supongo que después de un buen descanso y llegada a tierras de leeds todo se verá mejor todavía.

Eso sí, son ciudades hermosas. lo poco que pude ver de paris y londres, todas blancas por la nieve, son hermosas y ordenadas. Así como su gente. Pero frías, también como su gente.

 Bueno, actualizo: Ya llegué a Leeds, fui a lo de Stuart (mi director) y Sara (española). Ellos sí son muy buena onda, y graciosos. Me invitaron a comer, me prestaron ropa para la nieve (hay como 20 cm en las calles) y me vine para lo de Ruth donde me estoy quedando por estos días. Mañana ya empiezo a cursar y me contarán bien qué onda lo que tengo que hacer, el miercoles tengo una fiesta y el finde hay un congreso de marxistas latinoamericanistas que me da curiosidad así que voy a ir a chusmear. El inglés de Ruth es muy cerrado, me cuesta entenderla. Poco a poco me voy aclimatando.


Los quiero mucho!! Y sepan que a pesar de mis desventuras estoy muy bien!


Besos y abrazos gigantes!

miércoles, 12 de diciembre de 2012


A casi un mes de empezar un viaje por el viejo mundo, comienzo este blog. Una manera de comunicarme con las personas que quedan en el nuevo mundo. Una forma de expresión, no muy íntima, pero tampoco tan pública (no creo que mucha gente lea este blog). Un espacio de canalización de todos los sentimientos que afloran al borde del abismo, antes de saltar el gran charco. Ansiedad, miedo, demasiada alegría.

Ayer empecé con algunos preparativos: elegir pasaje de avión y combinación en tren. Nunca pensé que conocería el viejo continente. Esas ciudades viejas pero perfectas que muestran las películas, esos trenes veloces que atraviesan centros urbanos y campiñas, limpios, ordenados, muy primer mundo. Y que no descarrilan, ni provocan accidentes masivos. Al menos es lo que parece desde acá.

Empecé hace unos días a despedirme internamente de todo cuanto hay acá. Mi novio, mis grupos, amigos, la facultad. Mi alma partió vuelo ya, aunque mi cuerpo siga anclado al sur, no sin el vértigo primero. Como al nene que largan a la pileta sin saber todavía nadar. Primero siente que se ahoga, se desespera, no sabe nadar, ¿qué hacer? Se angustia, sabe que va a morir ahogado, no sabe cómo flotar, patalea, hace fuerza con los brazos, traga litros de agua, hasta que en un punto se relaja y se da cuenta que está flotando, que no está hundido en el fondo. Eso es para mí irme por tanto tiempo, ¿podré lograrlo, si nunca me fui sola más que al supermercado y nunca estuve fuera de mi país más que por un mes?

Nadie me obliga, es cierto. Y puede parecer un padecimiento. Aclaro: no lo es. No es un sufrimiento. Yo lo elegí, me salió esta oportunidad y decidí, literalmente, agarrar viaje. Pero no todo es tan sencillo como blanco o negro, bueno o malo, lindo o feo. Profundamente feliz por mi partida, por vivir una nueva experiencia que pensé solo en sueños (nunca creí que se me daría una oportunidad así), el miedo siempre está. No es tanto, es cierto.

Pero bueno, si este es un espacio de expresión, vamos a expresar lo que me pasa. Esa mezcla de muchas cosas. Ese espacio gris, más cerca, mucho más cerca del blanco que del negro. Esa pileta esperando que flote y que llegue a la otra orilla, ese espacio aéreo donde vuelo (y llego) cerca de donde vienen las cigüeñas. Aviones y trenes, una gran valija (muy grande: entra una persona contorsionada), mis patines, la guitarra de mi hermano para aprender a tocar en mis ratos de soledad, mis cien mil apuntes, ¿ropa? no sé cuánta ni qué llevar. Yo y mis cien bártulos de Buenos Aires a París, previa escala en Londres, para después tomarme un tren de vuelta de París a Londres y de ahí a Leeds. Voy para volver, es más barato París, y más barato con escalas, es raro e ilógico. No me molesta, viajo en tren, en esos trenes muy primer mundo, voy a ver franceses, su cultura digna de admiración de porteños durtante nuestro más de 200 años de historia. Voy a recorrer París-Londres en tren, hacer trasbordo ahí en otro tren muy primer mundo también, a Leeds, donde estaré un año.

No es como irme de mochilera por mi querida América Latina, a quien todavía no terminé de conocer. Voy al primer mundo. Tengo que conservar más glamour. No puedo llevarme poca ropa vieja enrollada en una mochila, ni hablar en mi natural español con orgulloso acento rioplatense. Inglés mal pronunciado, un francés que no sé. Un mundo en euros y libras, 6 a 1, 7 a 1. De gente bien vestida, con perfume francés y, de nuevo, trenes primer mundo. La crisis ya nos igualará. O nos hará pelota a las dos partes por igual. Eso es un poco lo que voy a buscar, a investigar. Cómo allá y acá hacemos frente a los estragos que deja este injusto sistema que rige nuestras economías, países y formas de vida de manera tan desigual.

28 años, una licenciatura en Ciencia Política, una maestría con tesis entregada en periodismo, otra en curso, un contrato con una universidad nacional donde no me pagan, y otro con otra que me lleva de viaje para investigar.